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Riqueza del terreno: como efectuar un correcto abonado
News _ 16 febrero 2021
El terreno es muy importante para el desarrollo de las plantas: de ello, las raíces sacan el soporte, el agua y los sustentos necesarios para su crecimiento. En los últimos años es evidente que la atención hacia los programas de protección, valorización y certificación del medio ambiente y de los productos agrícolas ha crecido considerablemente, así como la necesidad de un abonado de los cultivos racional y correcto. Pero, ¿cómo efectuar un abonado adecuado e inteligente, que garantice una riqueza del terreno óptima? ¡Vamos a profundizar este tema en este artículo!
La importancia del análisis para la riqueza del terreno
En los últimos tiempos, se ha ido desarrollando un concepto esencial, el de agricultura sostenible. Este concepto no impone una reducción de la producción sino que, de lo contrario, se centra en la innovación de la técnica de la fertilización y labranza. En nuestro entorno climático, los recursos y su sostenibilidad no son un problema de fácil gestión; de hecho, todas las zonas de clima mediterráneo son entre las más expuestas al riesgo de pérdida de riqueza del terreno agrario (razón por la que a veces se habla también de “agotamiento del terreno”), debida a la velocidad de los procesos de mineralización de la materia orgánica y de salinización, causada por aguas de riego de calidad muy escasa.
Sobre esta base, el terreno se considera como un recurso renovable: hay que guardar y mejorar su riqueza a favor de las generaciones futuras. El agricultor, además de obtener un beneficio económico satisfactorio, debe por lo tanto desarrollar su actividad prestando atención a estos fines.
El análisis químico-agrícola del suelo es una fase de investigación y evaluación fundamental que, si efectuada de forma correcta, permite obtener mucha información sobre la riqueza del terreno y, consecuentemente, intervenir con más precisión tanto en la fertilización como en el conjunto de las actividades relacionadas con el cultivo. El empresario agrícola moderno no puede dejar nada al azar y a la improvisación. El análisis del terreno es una herramienta técnica fundamental para un manejo preciso de los abonados, así como para alcanzar producciones importantes desde el punto de vista de la cantidad como de la calidad. A través de este análisis, se pueden efectuar fertilizaciones más específicas: se reducen los errores y los excesos y se obtiene un importante ahorro a nivel económico y un mayor respeto del medio ambiente, aportando siempre a los cultivos una nutrición correcta y equilibrada.
Características y función del análisis del terreno
Conocer las características del terreno es fundamental: de hecho ellas son esenciales para la elección de los cultivos más adecuados, ya que permiten establecer las mejores condiciones de compatibilidad entre planta y terreno. Un correcto análisis del terreno está constituido por una serie de evaluaciones principalmente físicas y químicas.
Las evaluaciones físicas sirven para caracterizar el terreno desde un punto de vista físico, analizando:
- Textura;
- Granulometría;
- Características hidrológicas (capacidad de campo y punto de marchitamiento);
- Permeabilidad;
- Capacidad estructural o estructura.
En el análisis de rutina, la granulometría es generalmente la única característica física que se analiza, ya que a partir de ella se pueden derivar otras características (como la textura, la permeabilidad, la capacidad de campo, las características hidrológicas y el punto de marchitamiento). Todos estos datos y conocimientos son muy importantes a priori para diseñar y gestionar un sistema de riego (que evite, entre otras cosas, problemas como el estancamiento del agua).
En segundo lugar, hay las evaluaciones químicas, que tienen como objetivo el análisis de aspectos como: la reacción pH, la conductividad eléctrica (salinidad), la caliza total y la caliza activa, la sustancia orgánica, el nitrógeno total, el fósforo asimilable, las bases de intercambio (es decir Calcio, Magnesio, Potasio, Sodio, Hidrógeno), la capacidad de intercambio catiónico (C.S.C.) y los microelementos asimilables (Hierro, Manganese, Cobre, Zinc, Boro e Molibdeno).
Para entender mejor de que manera estos factores influyen en el abonado del terreno vamos a analizarlos en detalle:
- La reacción del pH del suelo es el parámetro que mejor define la química del suelo, de la que depende en gran medida la compatibilidad entre planta y suelo;
- La conductividad eléctrica es una medida indirecta de la ósmosis de la solución que circula en el suelo o de la salinidad. Valores elevados de conductividad eléctrica indican un exceso de sales solubles en la solución circulante. Es por eso que los cultivos más sensibles pueden presentar problemas relacionados con la salinidad (alta ósmosis);
- La caliza total representa la totalidad de los carbonatos presentes en el suelo – generalmente carbonato de calcio y carbonato de magnesio – que tienen dimensiones más o menos gruesas. La fracción más fina del carbonato de calcio que presenta una mayor actividad se llama piedra caliza activa;
- La sustancia orgánica del suelo es un parámetro importante: un suelo con un contenido adecuado de sustancia orgánica tiende a tener características bioquímicas óptimas y buenas propiedades físicas, ya que la sustancia orgánica tiende a estabilizar la estructura;
- El nitrógeno total es un parámetro que siempre está presente en el análisis del suelo, pero tiene poca importancia para definir los aportes de fertilizantes nitrogenados necesarios. Está estrechamente relacionado con la sustancia orgánica, al valor de la relación C/N y a su mineralización. Las fertilizaciones nitrogenadas se realizan sobre una base agronómica y solo en segundo lugar pueden ajustarse en función del contenido total de nitrógeno;
- El fósforo asimilable, extraído con el método Olsen, proporciona un índice de respuesta a partir del cual es posible definir fertilizaciones de enriquecimiento y mantenimiento, o bien es posible decidir no fertilizar con fertilizantes fosfatados;
- La capacidad de intercambio catiónico (o CSC) se refiere a la capacidad del suelo de retener los cationes “Ca ++ (Calcio), K + (Potasio), Mg ++ (Magnesio), Na + (Sodio), NH4 + (Nitrógeno amoniacal)” en la forma de intercambio y, por tanto, fácilmente asimilable por los cultivos. La capacidad de intercambio es, por lo tanto, el almacén donde se retienen los elementos catiónicos. La capacidad de intercambio depende y está fuertemente condicionada por la cantidad y el tipo de arcilla y por la sustancia orgánica. Los suelos arenosos pobres en materia orgánica tienen una capacidad de intercambio muy baja; por el contrario, los suelos arcillosos más o menos ricos en materia orgánica tienen mayor capacidad de intercambio. Junto con la capacidad de retención de agua, la CSC es la propiedad más importante del suelo.
- Los principales microelementos necesarios para la nutrición vegetal son: Hierro, Cobre, Manganeso, Molibdeno, Boro, Zinc. Son elementos absorbidos por las plantas en cantidades muy pequeñas, pero son muy importantes para el crecimiento de los cultivos.
Conclusión
Para la correcta interpretación de la fertilidad del terreno, con el fin de redactar un plano de fertilización válido, es necesario partir de una fase preliminar de análisis. De hecho, el análisis químico-agrícola del terreno permite obtener información y datos útiles para entender las características del suelo por abonar. A través de un análisis completo, que esté constituido por evaluaciones físicas y químicas, es posible obtener una visión general completa y operar de una manera que garantice una buena fertilidad del terreno.
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